La salida de Humberto Benítez Treviño por el chistecito de
su hija me da varias cosas, pero también lástima. Ya hablamos, ya hicimos pancho, ya twitteamos,
ya nos comimos a la niña, ya cayó su papá… ahí muere. Hoy escuché a varios
locutores ensañarse con el caído y pedir un proceso contra la escuincla. La
verdad, bájenle, ya son payasadas. Hay cosas más importantes y dañinas para el
país: los gobernadores de Coahuila y Michoacán, por ejemplo, los que pretenden
apropiarse de la estructura de Oportunidades, qué tal. ¿Algo más variadito? Los
normalistas que tienen secuestradas a personas, autos y camiones en Michoacán. Hay
mucho más qué hacer, la verdad, este caso está cerrado.
Lo que sí puedo añadir es que la triste realidad de los
restauranteros en el DF es que están a merced de las extorsiones constantes de
las autoridades delegacionales, mucho más que de la Profeco, cuyos inspectores
se dedicaban tradicionalmente a sacar dinero de los supermercados, como siempre
me contaron muchos gerentes de tienda y directores de operaciones.
Restaurantes y bares son la mina de la Delegación, todos los
días, por cualquier cosa. Ejemplo: no sé si deba felicitar la bravura y coraje
de la Gustavo A. Madero, porque seguramente peleó como fiera por mis derechos…
¿clausurando un Starbucks en Avenida Montevideo? ¿Qué horrible crimen habrá
cometido esta cafetería para que las autoridades intervinieran tan valerosamente?
No me digan: un extinguidor caduco, un tipo fumando en interiores, un producto
que no estaba en la carta, un letrero de evacuación mal puesto, y quince mil
razones más para explotar y sacarle dinero a las empresas.
Y todavía hay tipos en la Asamblea de Representantes que
quieren cargarle más cosas a estos negocios, como la absurda propuesta de no
permitir que te lleves tu botella, no sea que te la vayas a tomar en el camino.
Otra vez, el comensal es menor de edad perpetuo, y los dueños de antros, sus
papás. Entonces, porqué no, obliguemos a los bares a guardarte la botella con
tu nombre, bien sellada y resguardada, para cuando quieras volver a terminártela.
¿Qué tipo de responsabilidad le cargan al dueño de un establecimiento, si el
comensal llega una semana después y dice que dejó su botella a la mitad, no un
cuartito. ¿Y si dice que le hizo daño porque ya no es whisky etiqueta azul,
sino mezcal de garrafa? ¿Bajo qué reglas se puede impedir que un tipo que
compró una botella se la lleve a su casa porque no le parece regresar a ese bar
en lo que resta del año? ¿Cuánto le costaría al dueño del bar llevar el control
y almacén de decenas de botellas? Como la idea idiota de obligar a los bares a
tener máquinas de condones, cada nueva regla que sale de la mente brillante de
los legisladores se vuelve en un nuevo pretexto para extorsionar.
Conté por lo menos tres restaurantes clausurados en este momento
en Lindavista, dos llevan meses y quizá nunca vuelvan a abrir. ¿Sabe quién es
el principal enemigo de las pequeñas y medianas empresas? ¿Sabe cuál es la
principal barrera de entrada para los negocios de comida y bares en la ciudad
de México y muchas más? ¿Sabe quién termina provocando que no exista una
competencia sana en este sector? ¿Sabe porqué los negocios de este tipo
terminan quedando en muy pocas manos, altamente capitalizadas? No es el clima,
ni el financiamiento bancario el que está provocando que los restaurantes sean
sólo propiedad de los más ricos: es el gobierno local. Ahí la dejamos.
Eres tú? Es que reconozco el estilo pero no me acuerdo si así se llamaba el blog hace tiempo. Dino
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