jueves, 28 de febrero de 2013

La Azotea o Cuento de terror para adultos


“Si supieras lo que yo sé, no podrías dormir nunca”, me espetó Domingo antes de hacer una pausa dramática, dándole unas chupadas a su pipa y dejando ir su voluminoso cuerpo sobre un indefenso sillón alto.
La chimenea encendida completaba el cuadro. El hombre era un fanático de los muebles barrocos y Luis XV, los dos estilos juntos, sin pudor, que abarrotaban una de sus salas –porque tenía varias-; entre un sin fin de “antigüedades”, de ésas que uno se pregunta quién sería capaz de comprar. Su casa entera es una buena explicación de a dónde van a parar todas las figuritas de porcelana que se han fabricado.
Como yo estaba a punto de caer fulminado por el sueño tras dos horas de interminable plática unilateral, le respondí un tanto esperanzado: “Cuéntame, pues, a ver...”
Nada le gusta más a Domingo Gutiérrez, militante de izquierda, zapatista de corazón convertido por la vida en próspero asesor en relaciones gubernamentales para una de las firmas de Relaciones Públicas más importantes de la ciudad, que ser el centro de la atención.



-         -  “No podría decirte todo, ya sabes, el secreto profesional.”
-        -  “Claro, ya sé.”
-         -  “Sería off the record, of course.”
-          - “Ps, ¿dónde viste la grabadora? Estamos chupando tranquilos… por cierto, me voy a servir más de ese güisquito.”

Aproveché para alejar mi asiento, curiosamente más bajito que el sillón de Domingo, del fuego. Era una noche francamente calurosa, pero las llamas eran parte del escenario preferido de mi dilecto excolega, quien se había declarado tan decepcionado del periodismo que se mudó tranquilamente al dark side: el mundillo de los asesores de políticos… no al mundillo de los políticos, sino al de sus asesores, que es cosa diferente. No al lugar donde se toman las decisiones, sino al de los que pintan todos los escenarios posibles, en bonitas carpetas y presentaciones de power point; de cualquier situación, de cualquier cosa.

-         -  ¿Por dónde quieres que empiece?
-        - No sé, la explosión en ese edificio público, que dices que no fue accidente.
-         - ¡Ja, ja, ja! ¿Tú todavía piensas que lo fue? ¿Qué de verdad no tienes fuentes ahí?
-         - ¿Dónde, en la paraestatal, en la Cruz Roja, entre los veladores del edificio, con los archivistas, los investigadores o la gente que iba pasando?
-        -  No sabes lo que guardaban ahí.
-        -  Como no fuera una reserva secreta de petróleo en botellas de Coca Cola, nop.
-        - Archivos, compañero, papeles que ahora están sepultados bajo los escombros o volando por nuestros cielos anaranjados de contaminación.
-         - Esa ya es vieja, Domingo. Dime qué papeles ameritan que revientes una bomba a las cuatro de la tarde por Dios, cuando ya todo se hace electrónicamente. Y si eres dueño del edificio ¿qué no es más fácil robarse los documentos una noche y listo?
-        -  La idea es dar una razón de que ya no existan.
-        - Era archivo muerto Domingo, nadie los iba a auditar nunca más.
-        - ¿Ves cómo no sabes? Ay, mano.
-        - Va, va, entonces quién fue, cuéntame. ¿Los azules para esconderse del partidote o al revés? Porque ya me descartaste a terceros, por lo que veo.
-       -  Mta, todavía crees que ésos no trabajan juntos.
-       -   Son como uno mismo, me imagino. ¿Lo hicieron juntos? Uno mató a la vaca y el otro le detuvo la pata.
-          Ellos tienen que seguir órdenes, como todos.
La conversación ya había logrado despertarme, por lo menos cuando Domingo se ponía conspirativo el esgrima se hacía más divertido. Aún así volví a recargar mi vaso de Chivas 18.
-          Ok, les ordena quién, los gringos, los narcos, la iglesia, la internacional socialista, la ultraderecha, la conspiración judeo-capitalista, la musulmano-petrolera, la nazi-fascista, la groucho-marxista...
-          Yo no dije que ellos soltaran una bomba.
-          De hecho no has dicho nada. O fueron los zetas, pues.
-          ¿Y la explosión sin llamas?
-          Dale, entonces cuéntame si has visto explotar a C4, metano o zutano.
-          ¿Yo? ¿Pues que crees que ando haciendo? Yo nada más recojo información de los que saben.
-          Que supongo no son los peritos de la defensa o los gringos o los de la UNAM que vimos todos.
-          Claro que no, a los buenos ni los ves.
-          Ok, ¿son los mismos del helicopterazo y los del avionazo o los van cambiando?
-          No sé, a ellos los ven mis contactos.
-          Ah vaya, o sea que tu versión no es de primera mano.
-          ¡Claro que lo es, de primerísima!
-          Pero no de los que estuvieron ahí escarbando.
-          Esos nada más le tapan el ojo al macho, si las razones ya la conocen.
-          ¿Antes de investigar?
-          Pues, claro.
-          Se te está apagando la pipa.

El whisky 18 se estaba resbalando como agua, así que me levanté nuevamente, el fuego se había apagado casi, pero ese detalle decidí quedármelo calladito.

-          Bueno, cuéntame pues de Elba Esther… supongo que ya no les convino.
-          Con ella se hizo una típica carambola de tres bandas.
-          A ver, el sindicato, los petroleros y la imagen del Presi.
-          ¡No hombre! El sindicato, Televisa y la industria de bienes raíces.
-          ¿Qué qué? Me vas a salir con lo del complot para privatizar la educación… aunque ¿cómo es que entran Televisa y los bienes raíces? ¿Van a poner teles con el Chavo del 8?
-          Jajajajaja, no seas tonto, nadie habla de privatizar la educación…
-          Ah ok ¿entonces?
-          A ver, ¿quién necesita las escuelas?
-          ¿Los niños, los maestros, nadie, all of the above?
-          ¡Nadie, por supuesto!

Un trueno retumbó en la sala, parecía que habíamos invocado al mismísimo diablo con cara de doña Elba. Dios, pensé, no le sigas el juego a este hombre…



-          O…k… el plan es desaparecer las escuelas para… ¡hacer Oxxos!
-          Más o menos, ¿qué no ves? ¿quién necesita de tantos maestros cuando puedes dar todas las clases de forma interactiva, previa producción de Televisa, por supuesto, con tecnología de Google y todo pasado en banda ancha por Infinitum, por supuesto?
-          Me da gusto que no dejes fuera a don Carlos Slim.
-          …o a quienes están detrás de él…
-          Ah, claro. Entonces, a ver, el gobierno vende las escuelas para hacer centros comerciales y despide a varios millones de maestros… suena sensato.
-          ¿Tú crees que les importa un pepino? Se van a adueñar de ¡todo!

Otro trueno entró justo a tiempo para dar un gran apoyo al gesto teatral de mi amigo, que abrió sus brazos y encerró al mundo con ellos… me refiero a un globo terráqueo con la división política de 1800 que descansa junto a su sillón.

-          Me imagino que si tu sabes todo eso, estarás ahorrando para entrarle al negocio o qué.
-          ¡Claro que no me dejan! Eso es para ellos nada más.
-          Y tú calladito y aconsejándolos… o cómo.
-          Yo me sigo preparando, tu ya sabes.
-          Ah, la azotea.

A punta de ahorros y sacrificios mi amigo excomunista, experiodista logró hace tiempo conquistar un edificio. Comenzó por un departamentito, luego otro. Más tarde optó por adquirir los lugares de estacionamiento a quien se los vendiera, luego la azotea. Su obra parecía terminada cuando compró los tres departamentos restantes, pero apenas comenzaba. Tiro paredes, abrió nuevas escaleras, clausuró pasillos, instaló otro elevador, éste secreto y directo al sótano. Construyó una bodega gigante, una cisterna del tamaño del lago de Texcoco y las llenó. Instaló por supuesto bombas de agua, conectadas a un supuesto manto freático que encontró en el subsuelo, y sendos generadores de energía a gasolina. A punta de mover paredes, confeccionó un laberinto en tres dimensiones, de cinco plantas, unas cinco salas de estar, 10 recámaras de diversos tamaños, baños y cocinas diversos, todo conectado por vía satelital y gruesa fibra óptica con, asegura, los nodos más importantes del país.
La cumbre de su obra está, por supuesto, en la azotea. Un invernadero horizontal y vertical, atiborrado de vegetales, árboles y arbustos frutales, alimentado por modernas técnicas hidropónicas, paneles solares y molinos de viento. Aunque asegura que es por convicción y en contra de la crueldad, uno podría pensar que se volvió vegano por falta de espacio para sostener animales. Por suerte, también va creciendo su provisión de whiskies finos.
Aquí vive Domingo Gutiérrez, su familia directa, hermanos, padres y algunos tíos. Ha pensado en invitar a algunos amigos elegidos, para que puedan sobrevivir a la catástrofe que viene.

-          Cuando ellos se adueñen de todo, y escaseé el agua, la comida, la energía. Aquí podremos aguantar, sobrevivir de forma autónoma, como un presagio de la sociedad ideal que surgirá luego del colapso.
-          ¿Antes o después de los zombies?
-          Síguete burlando, sabes que estás invitado, pero no abuses. Nada más porque te estimo tanto, tienes tu lugar aquí.
-          Si sabes que todo eso va a pasar ¿porqué les ayudas? Eso sí que no lo entiendo.
-          Porque pasará de todas maneras –volvió a encender su pipa--, y yo pienso sobrevivir.
-          Eso último no me parece tan solidario Domingo.
-          Tú sabes que secretamente también estoy apoyando a la revolución.
-          Lo que no me queda claro es si se trata de altermundistas, anarquistas, comunistas, zapatistas, ecologistas de esos que persiguen balleneros o qué.
-          ¡A todos!

Afortunadamente ya no había truenos, aunque seguía lloviendo.

-          ¿No quieres apoyarme a mi? Mira que no he escrito mi libro…
-          Casi no estamos hablando de dinero, sólo les paso información.
-          Guau… los asesoras también.
-          Pero si logramos que todo esto cambie, aún así tendremos que pasar por una etapa muy difícil, mi amigo, ninguna revolución puede ser pacífica.
-          ¿No podrá ser como en Checoslovaquia?
-          ¿Acaso ves las condiciones de ese país en México?
-          Nomás decía. Pero bueno, en todo caso, está tu azotea.
-          ¡Exacto!

Dejó de llover, lo cual tomé como la señal para dejar en paz ese Chivas. Me despedí con afecto de los restos de ese amigo que estoy perdiendo bajo el peso de tanto saber. Al salir, la calle mojada, el tráfico de siempre amainando ya, los restaurantes de la Roma en pleno, me supieron extraordinariamente livianos, ingenuamente felices. Era, sin duda, hora de ir al karaoke.

martes, 19 de febrero de 2013

Face to face





Se conocieron por Facebook. Se añadieron como amigos tras descubrir que tenían 22 personas en común. Es cierto que nunca se habían visto, y que a ella le salían 19, pero no eran particularmente selectivos y a él le agradó la imagen de manga en su foto de perfil.
Se dieron cuenta de su compatibilidad a medida que intercambiaron likes en todas sus publicaciones.
Ella amooooó su forma de pensar y sus posts de armonía entre todos los seres vivos, recuerdan sus amigas. Y la música… ¡justo lo que le gustaba!
El le confesó a sus cuates que le latían sus campañas contra la crueldad hacia los animales, los antros que frecuentaba y los chistes… además de verse sexy en las fotos.
Pasaron de los likes al chat, compartieron links, fotos y videos favoritos. Aquello fue perfecto: amor a primera vista o mejor, amor por base de datos.
No sorprendió que la pareja declarara su intención de reunirse, en persona, físicamente, cara a cara; hacian falta imágenes en donde pudieran etiquetarse juntos. Crearon un evento en uno de sus lugares favoritos y recibieron más de 40 likes en menos de dos horas.
¿Qué pasó? Fue necesario armar las versiones de unos cinco o seis muros para dar con la verdad, porque ninguno de los confirmados fue: sólo los convocantes.
Sabemos que a ella no le latió mucho que él no se ofreciera a llevarla, “¡como si la gente llegara a la Condesa de un click!”
Hay consenso en que estuvieron conformes con lo que vieron en la vida real. Las fotos no estaban photoshopeadas ni viejas.
Sin embargo, él llegó de muy mal humor por culpa del tráfico. La manera en que le gritó al valet parking no pareció muy acorde con la armonía universal. Posteriormente se quejaría por ahí de que ella no articuló palabra la primera media hora, mientras él se tropezaba con temas como el tráfico (por supuesto), el clima y el desaseo del lugar, palabras que quedaron como las bíblicas semillas sobre las piedras.
Ella contó que su plática al principio fue demasiado tonta y superficial, que para eso prefería a sus amigas. Pero tampoco le vino nada interesante a la mente: detrás de su nerviosa sonrisa había una despiadada búsqueda de algo original, agudo, sarcástico, trendy, cool o de perdida amable qué decir.
Dicen que pretextando algo, él sacó su teléfono y dio rápidamente con un chiste recién posteado. Rieron de buena gana mientras ella recordaba algo muy bueno que vio en su muro y sacó su lindo aparato forrado en rosa.
El resto de la velada transcurrió gracias a esa navegación en relevos. La inquietud regresó al final: se despidieron nerviosamente, al tiempo que se miraban con cierta ansiedad. Nada llegó. Se dieron un beso al aire y caminaron hacia el estacionamiento: Ella no estaba segura de dónde había dejado su coche; él se dio media vuelta.
Hoy siguen siendo amigos, de los mejores. Pero nunca intentaron volverse a ver. Ella es novia de un ingeniero industrial que va y viene de Monterrey. El sale con una maestra de inglés que pronuncia muy bien los nombres de las canciones. Obviamente, sus parejas no están admitidas en su Face.

Todas las policías deberían ser comunitarias.


Me explico. No es posible estar a favor de que un grupo de voluntarios se arme y patrulle las calles del pueblo y carreteras aledañas. Aparte de los riesgos personales que este nuevo grupo enfrentará, de los cuales nadie se hará responsable, está la ausencia de obligaciones ante la ley.
De repente su vecino ronda las calles de su pueblo con un par de pistolas estilo Antonio Banderas.
En primera usted ya no tendrá muchas ganas de reclamarle si se estaciona en su entrada o si organiza una fiestecita y decide cerrar su calle.


Eso usted, pero tampoco el Presidente Municipal va a tener muchas ganas de contradecir a estos valientes, así que el poder político, ta, taaaaan, se muda con todo y chivas a otro lado. De repente las decisiones sobre alumbrado público, mercados, ambulantes, vialidad, servicios, se toman en un lugar aún más extraño que el palacio "Menecipal". Resultado: ¡Cacique nuevo!
Vamos a pensar que usted se motiva también, saca su viejo rifle para conejos y organiza su propia guardia vecinal.... pero no puede haber dos en este pueblo, como dicen en las películas del Oeste. Adivine que sigue.
Y por supuesto, qué tal que la guardia vecinal se equivoca y hiere o mata al maistro del pueblo que andaba manejando borrachín por un camino mal alumbrado y, pues, nadie lo reconoció cuando no hizo caso de las señales de alto. Claro, la familia del profesor no dudará en señalar que don Pedro, ese que comenzó la balacera, nunca quiso al muertito desde que le vinieron con el chisme de que andaba querendón con su señora. Verdaedió.
Qué tal que la guardia vecinal se enfrenta a un comando de narcos de esos que ni hay, que los rocía de balas y los deja en el camino para la foto. Pues ni a seguro para el sepelio van a llegar.
O bien, asumamos que los vecinos no son tan incorruptibles como suena en el mundo romántico de la autodefensa y que simplemente les van a hacer una oferta que no pueden rechazar. Ya sabe, plata o plomo, copelas o cuello. El caso se vuelve el mismo, con el agravante de que las guardias vecinales tendrán aún menos qué responderle a su comunidad que las policías municipales.

¿Entonces qué dije?
Que todas las policías debieran ser comunitarias, lo cual no es una contradicción. Nadie dijo, desde los orígenes del municipio, que la contratación y entrenamiento de los policías del pueblo eran una prerrogativa única del presidente y su cabildo y nadie debía cuestionarlos. Antes que defensa vecinal, hay que hablar de participación comunitaria, comités, organizaciones, que verifiquen quiénes son los tipos que ingresan a la policía del municipio, qué antecedentes tienen y, por supuesto, cómo se comportan. Al primer idiota que eche bala en una borrachera o intente extorsionar a su propia población se le arma un caso de inmediato, con vías al despido fulminante, por lo menos.


Es más fácil hacerlo en escala vecinal, es como debiera ser: la base de una cultura en donde el policía no acaba de comprar una licencia para sacar lana, sino que está bajo la mirada de todos.
Ahora que se habla de mandos únicos en las policías estatales, debieran discutirse al mismo tiempo mecanismos comunitarios para controlarla, mucho más allá de los gobiernos de los estados, los congresos o incluso las oficinas de derechos humanos. Más controles emanados de la sociedad. De otra forma, si un policía no le responde a la población que cuida, sólo estará dándole una nueva cara al mismo problema.

viernes, 15 de febrero de 2013

¿Coincidencia? Chachaaaaan

Típico, pones una entrada sobre planetas chocando con la Tierra en el blog y cae un meteorito en Rusia y un asteroide pasa silbando por entre nuestros satélites de telecomunicaciones.
Será que por San Valentín a los cuerpos espaciales les dio una especie de amor por nuestro planeta azul. ¡Llegaron tarde! ¡Váyanse de regreso a sus órbitas y no molesten a estos paranóicos seres humanos!

http://www.ustream.tv/channel/5808990

Por cierto, El Universal publicó una ventanita directa de la NASA con un video del que nos pasó de largo, que se ve como un puntito correlón, nada que ver con Melancholia, afortunadamente.
Los 1,000 heridos en Rusia, para que luego no ande nadie de hablador son por vidrios rotos y daños causados por la onda de choque.
Pero si quieren alimentar su enfermedad de los nervios vamos enlazando, renuncia el Papa, cae un rayo, se vuelven a manifestar los familiares de detenidos en Acapulco, Time vende sus revistas, empata el Manchester United con el Real Madrid y caen meteoritos. ¿A verdad? ¿Eh? ¿Ustedes creen que son simples coincidencias?

martes, 12 de febrero de 2013

Melancholia y otras intensidades

Una de las cosas que más me impacto de Melancholia, esa cinta de Lar von Trier sobre el fin del mundo, fue el diálogo en donde Kirsten Dunst declara estar segura no únicamente de que estamos solos, que no hay más vida más allá de la Tierra, sino que además la vida misma es una maldad que está a punto de desaparecer del universo.




Impacta más que el planeta gigante viniéndose encima, llenando todo el horizonte (si no la han visto, sorry por el spoiler). ¿Porqué? Como quiera que sea, un desastre planetario que acabe con nosotros tiene una dimensión (que acabe contigo, dirá el lector), pero pensar que la vida es una anomalía breve y ridícula en un universo que ya se divierte suficiente moviendo planetas y encendiendo y apagando estrellas... eso cala, pues.



Viéndolo bien, si usted fuera una piedra, un yacimiento de hierro o un metro cúbico de helio, ver  conjuntos de moléculas moviéndose por si mismos sin otra razón que la gravedad o la fusión, tal vez le parecería algo digno de una película de horror. Encima, ver a esas moléculas rebeldes formar grupos cada vez más grandes y complejos se le antojaría, por lo menos, amenazante.
Por supuesto, asumiendo que una piedra pudiera tener conciencia, lo cual sería imposible desde el punto de vista de nosotros los seres vivos. De hecho, reclamamos ese derecho para nuestro reino, aunque no queda claro desde qué punto en la evolución podemos decir "yo soy".
El otro punto que me perturba es que la propia protagonista parece disponer de una percepción superior a la normal, que la conecta con todo el universo y la hace saber que estamos solos. Mala noticia: la cosa esa que se llama vida estaba a punto de volver a conectarse con el resto de la materia y la energía, y quizá dar un salto más decoroso que su lento arrastre por el suelo de su planeta de origen, cuando ¡bam! de un soplido se acaban millones de años de esfuerzos. Ni modo, a volver a empezar quizá en otra galaxia, en otro tiempo.
Salir de este planeta, trascenderlo, es mucho más que una afición de Trekkies y fanáticos de la ciencia ficción. Es una angustia que tal vez está alojada en nuestro ADN, una cuestión de supervivencia como especie, porque no hay que pensarle mucho para darse cuenta de que el control natal y la educación no están dando tan buenos resultados. Seguimos creciendo y comiendo y descomiendo y respirando cada vez más. Es la naturaleza y la maldición de la vida: o somos más o empezamos a dejar de ser.
Hasta ahí la parte intensa.



¿Qué tal el rayo en el Vaticano? ¿Qué habrá sido, aprobación o reprobación? ¿O fue una buena foto que quiso dejar para la posteridad Diosito? ¿Cuántos rayos caerán en éste que sería uno de los edificios más altos de la localidad? Nada más que ahora había una cámara de video apuntando, que hizo la diferencia.



lunes, 11 de febrero de 2013

Habíamus Papam

No sé en qué momento, me convertí en morning person. Hoy me levanto a eso del cuarto para las seis (tampoco exagero como mi amigo Pedro que se para a las cinco para correr) sin problema, quedo listo en unos 20 minutos y me lanzo al tráfico defeño antes de que se ponga mucho peor.
Dependiendo del día, si paso a buena hora por Polanco paso por un cafesín y llego brincoteando escalones a la oficina, como el meme de DiCaprio.


De hecho, últimamente avanzo más y mejor entre las 8 y las 10 AM que en otros horarios. ¿Cómo me convertí en esto? Algo tienen que ver años de jefes malencarados, resúmenes de asistencia computarizados y la lenta muerte de la costumbre aquella en la que el jefe podía llegar más tarde que sus subalternos. A cada acción, una reacción, por lo que a eso de las 11 de la noche se me cierran los ojos como cortinas metálicas de changarro callejero. Qué bueno, eso significa que no es cosa de la edad, porque dormir de perdida 7 horas sigue siendo lo mío.
Todo esto viene a cuento porque como a las 7 de la mañana, en pleno circuito, empecé a escuchar la nota de la renuncia del Papa, con Sergio Sarmiento (voy saltando de noticiero en noticiero). Como nuestra conocida vía rápida me ofrecía las condiciones, no pude evitar twittearlo, con un comentario tan docto como un: "oooorale".
La noticia, por supuesto, opacó a todo lo demás que circulaba en la radio, para descanso de quienes estamos hartos de los escándalos mexicanos y vemos con buenos ojos uno internacional. Por supuesto, a esa hora comenzaron los twitters al respecto, que siguieron toda la mañana, para luego extenderse hacia Facebook. Tengo que aceptar que yo soy uno de los que no puede pensar en ese hombre santo sin recordar al Emperador Palpatine.


Los tweets se convirtieron en memes en tiempo récord. ¡Antes de mediodía! Algunos muy simpáticos, otros muy pasados. Yo prefiero los que se ríen más o menos sanamente del asunto, sin cobrar cuentas ideológicas y cantaletas antieclesiásticas.



Por lo mismo, he preferido leer buenos análisis que rumores. Me encantan los twitteros que inmediatamente encuentran razones, como un chamaco que así, por que tiene dedos, sentenció que a Benedicto lo habían renunciado porque no era aceptado por la gente.
En ese tono, pero mucho más informado y mejor argumentado está un artículo interesante de El País, que habla de un rechazo de la "Nomenklatura" vaticana como causa real de algo que por supuesto el mismo Papa se ha encargado de explicar en una carta que muy pocos han leído.
Personalmente me gustó un análisis de la sucesión desde el punto de vista de la Ciencia Política, en donde se concluye que "haiga sido como haiga sido", Benedicto tendrá la posibilidad de influir en la elección de su sucesor, asegurando de alguna manera su forma de ver a la iglesia, que el estudio llama conservadora.
Lo que es cierto es que si bien este Papa terminó con la farsa de Marcial Maciel y enderezó como pudo su obra, tampoco puede reconocérsele como de avanzada. La iglesia no ha cedido ni un centímetro en cuestiones del aborto, la homosexualidad, el matrimonio o el papel de la mujer en sus filas. Hoy quizá condene más fácilmente a los padrecitos pederastas o violadores, pero resulta un tanto iluso que alguien espere un cambio radical por parte del próximo Papa. La iglesia no funciona así, desde el momento que obedece sólo a lo que considera verdades divinas, no a la opinión pública.
Benedicto XVI terminará así, en medio de la polémica, su pontificado. Suponemos que sólo encontrará la paz cuando esté enclaustrado en el convento a donde planea mudarse a partir del 1º de marzo. ¿Recibirá llamadas?

Para nuestra sección "Entérese antes de abrir la boca":



Por si gusta hacer futurismo, aunque los más estudiosos no le han atinado:
http://eleconomista.com.mx/internacional/2013/02/11/posibles-candidatos-sustituir-papa-benedicto-xvi






viernes, 1 de febrero de 2013

En cera

Este cuentito quedó publicado en Escala, sufrí con tan poco espacio.

Te paseas frente a mí, pero te escondes. Sacudes tu cabellera; tus ojos se me van. Miran pasivamente a otro lado, a la nada, a lo que sea. Los míos bailan un zapateado por las paredes, la pantalla, los huecos del teclado, el suelo; demasiado cerca de tus pies, de tus piernas blanquísimas… ¡atrás!
Conversas alegre, con una risita que duele porque no rebota en mí. Quisiera acercarme, inhalarte, para ver si eres capaz de salir de este cuerpo una vez entrando. Pero no puedo: estás prohibida.
Por ello te hice de cera. Invertí horas, inventé un talento que nunca tuve. Te tallé cuidadosamente, amorosamente, poco a poco, en toneladas de plastilina. Grabé exactamente cómo se arquea tu ceja mientras te miras absorta en el espejo. Tarde meses en captar la precisa intención de tus pequeños labios entreabiertos, la forma correcta en que tu mirada se despeña por tu agitado mundo interior, mientras pareces vernos.
¿Lo más difícil? Dibujar las fibras ensortijadas, vivas, que arden alrededor de tus venenosos ojos claros, pero aún más, esculpir lo que no puede verse. No me refiero, por supuesto, a la vulgar idea de desnudarte. Es ver toda la luz que absorbe tu piel, que sólo refleja el blanco más pálido, esa oscuridad que hace suya de forma invisible, lo que realmente queda en tu cuerpo.
Esculpo en mi modelo a tamaño real los remolinos de tu mente, tus deseos inconfesables, tus angustias sin causa, tu fragilidad que te vuelve una leona, tu voluntad de que todo sea como lo piensas. Capto una forma de llorar que no has vivido, una angustia que aún te queda guardada en el rostro. Cincelo una dicha que sólo imaginas porque no existe, pero que crees llegará con los años. Retrato el ángulo exacto de los dedos de tus pies al momento de inundarte un miedo que buscas con afán, cuando retas al mundo a sorprenderte, a aterrorizarte para saber que estás viva.
Termino, al fin, aprisionando el sonido de tu voz. Escojo el susurro grave, vibración voluptuosa que penetra por las sienes que vigila tus secretos. Lo que sigue es un molde, vaciado en cera casi transparente, aromas de fresas para fingirte un rubor. Dejo toda tu negrura por dentro.
En la noche adecuada te enciendo. Murmullo rimas tristes mientras te contemplo deformar, volverte aire caliente y luego humo. Te inhalo profundamente; estás dentro de mi, donde ahora perteneces. Pero me equivoco: no realicé una evocación, cometí una invocación (¿tomaste forma o simplemente entraste por la puerta, atraída por mi hechizo?). Me miras absorta, como de cera, hasta que comprendes lo que ha pasado. Sonríes con diabólica alegría, entreabres tus pequeños labios: “Por favor, hazlo otra vez”.