domingo, 14 de febrero de 2010

Pues ahí voy

La palabra expreso como definición del café no existe.
Según el Diccionario de la Real Academia, uno debe pedir un exprés si a esas vamos. Pero además de la bebida, me refiero a la descripción de esta necesidad, obligación o vicio de expresar. En primera de singular, para que no haya duda.
Porque aquí no se trata de una redacción, de un grupo, club, clan o sociedad, mucho menos del pueblo y de los mexicanos. Considero lo más sano no creerle a quien diga hablar por el pueblo. Mejor hay que alejarse.

Expreso yo, pues, un tanto cortado, primero por la naturaleza de este medio, que está hecho para entregar en paquetes; segundo, porque veremos la constancia que debería haber cultivado por fin tras varias décadas de andarla sembrando; tercero, porque es una época de la vida que en que la soledad a adquirido una nueva cara, más amable, más deseable... y más real.
Pero no cortado al estilo que lo toman en España, en donde se equipara a con apenao. Porque bien que mal la pena de hablar y escribir se me quitó hace mucho, aunque he pasado más tiempo de mi vida escribiendo sobre las ideas de otros, los temas y las cosas de otros, haciendo periodismo, pues.

Aún cuando uno editorializa, está más bien tomando una posición propia del medio. Sólo el artículo de opinión te brinda esa oportunidad de expresar lo tuyo con más libertad, pero para ello tendrás que haberte esculpido ese derecho a golpe de tecla. Puedo decir que he disfrutado mis artículos de opinión, aunque aún en ellos hay que tomar en cuenta más o menos a quién le estás escribiendo, así que la selección de temas es más bien limitada en la mayoría de los casos.

Acá no va a ser ese un problema. Primero me expreso, de todo, de lo que sea, como ocurra, y ya vamos viendo quién me regala sus ojos un rato. Es como pararse en una plaza pública a arengar a la multitud, a ver quién se acerca, aún sabiendo que no eres ni el único ni el que grita más fuerte, ni el que tiene siempre las mejores frases y expresiones.

El riesgo de Internet está en sus inmensidad, que puede empujar a sus otrora valientes exploradores y navegantes, a aferrarse a un par de islas y a remar siempre cerca de la costa, no dejando de perder nunca de vista el Face, o el propio google noticias o el sitio de su diario favorito. El propio medio ha evolucionado hacia poner en tu ventana las noticias, fotos, frases, juegos y gente que va con tu vida, la que pediste, de forma automática. Para qué andar buscando, perdiendo el tiempo. Y están lo grandes, los de siempre, a quienes esta revolución había tomado por sorpresa y medio atontejados, pero que ya regresaron con todo y sus incontables plumas y estrategas y diseñadores y mercadotecnistas y productores a tomar por asalto el web para ellos, porque ya le están encontrando el negocio, aunque sea todavía como complemento del original.
Hablo como quien ya fue y vino, porque como a pocos en el futuro, me tocó ver surgir a Internet, desde cuando ni siquiera sabíamos qué era, hasta que pasamos a no saber qué hacer con él y luego a preguntarnos cómo vivir de él.

Pero suficiente por hoy, arrancamos Expreso Cortado en la madrugada de un domingo, porqué no. La semana empieza a exigir, démosle chance.

1 comentario:

  1. Valiente, Jorge, aquí voy contigo, y sí, en este inmenso mar del internet, lleno de noticias repetidas e ideas geniales, todavía hay espacio para otro que quiere jugar al deporte de pensar. Suerte.

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