lunes, 15 de febrero de 2010

De Starbucks y Harleys

Me he vuelto fanático de lo que Starbucks llama expreso americano, ellos sí le ponen la o al final, pero qué esperábamos cuando prácticamente se han inventado un idioma nuevo. Venti Chai Latte Light suena como rezo budista. En Starbucks no hay pequeño, empiezas por el Alto y pasas al Grande por alguna razón que algún genio de la mercadotecnia se encantará en explicar.



Ah, la mercadotecnia de la experiencia, ahora todo debe ser eso. Todo mundo quisiera ser Harley Davidson, o Apple, saltándose para siempre las reglas de los viejos libros de texto. Pero no es así. En primera no todo mundo tiene productos tan sexy, en segunda, para lanzarse a esto del marketing de experiencia no se pueden ignorar algunos principios del marketing-marketing, digamos.
Las famosas P's, que todavía son factor si quieres vender. Me encanta cuando un esforzado mercadólogo se organiza toda una campaña de Publicidad, una temporada de Promociones y un buen lugar en los estantes, sólo para que su director de operaciones o de producción le diga que no puede surtir, y que si lo hace se va a quedar como la indita, que luego qué vende.
Sí, hemos de aceptar que el Producto también entra en la mezcla, aunque sea lo que menos nos agrade.

No es el caso de Starbucks, me gusta. La cadena ayudó a lo que tanto bla,bla,bla declararon por años los expertos en el tema del café. La entrevista típica, año con año, con el Instituto Mexicano del Café y otros por el estilo siempre arrojaba la "novedad" de que los mexicanos consumían apenas kilo y medio de café por persona al año.
De repente, en los últimos, ese kilo y medio se movió hacia los dos kilos y los rebasó. Oh sorpresa, había que ponerse a vender café en lugar de dar tantas entrevistas... algo que seguro habrán pensado los de la Asociación Mexicana de Vitivinicultores, que cada año se quejaban amargamente, allá por los 80, del bajísimo consumo de vino en México, tierra del Bacacho blanco.
Y un día empezó a aumentar el consumo... a lo mejor no ingerimos tanto como un europeo, y en mucho, estoy seguro, depende de qué europeo, porque hay unos que se meten mucho más que vino, por carretadas y tan campantes. El caso es que ahí va avanzando la famosa cultura del buen vino, y ese avance se ha logrado, por cierto, a punta de apertura de mercados y cero estímulos a las industrias. Qué se me hace que ni los necesitaban...

Interrumpo, voy a subir una serie que escribí luego de visitar Playa del Carmen.

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